En esta misa hemos tratado el tema que los evangelios nos invitan a reflexionar. El evangelio de Marcos, con la historia del leproso, nos habla de la importancia que Jesús da a nuestra libertad, Jesús respeta nuestra libertad ante todo y hace que a través de ella seamos capaces de acercarnos a él y pedirle cosas, como lo hizo el leproso.
Queremos también poner de manifiesto que en la actualidad existen muchos tipos de lepra, no sólo física. Existen muchas formas de menosprecio a aquel que es diferente, muchos son los motivos que nos provocan rechazo y olvidamos que también en las realidades diferentes Dios Padre está presente y su amor infinito y generoso se nos manifiesta en aquello que rechazamos.
El signo de este domingo ha sido un maniquí vestido como un pobre, una persona a la que nos es incómodo acercarnos. De este maniquí hemos extraído unos listones con corazones estampados, cada cual ha cogido uno y se lo ha prendido con un imperdible en la solapa de la camisa, para recordar que de aquello "rechazable" puede surgir amor, perdón, redención, paz, ternura...
Jesús se acercaba a todos y su amor hacía maravillas. Nosotros estamos llamados a imitarle, y eso es lo que queremos trasmitir.
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